Los guacamayos rojos (Ara chloropterus) son una especie de la familia del loro y hace solo 100 años su presencia en el Parque Nacional Iberá de Argentina era habitual. Habitan todo Sudamérica, pero cada vez menos, y por ello distintas iniciativas buscan reintroducirla a sus hábitats paulatinamente, con la esperanza, también, de que ellas ayuden a preservar sus ecosistemas.

Recientemente, en Argentina, se dio un logro que ha alegrado a la comunidad científica y a la sociedad, la fundación Rewilding Argentina, reintrodujo al guacamayo rojo en su hábitat natural, luego de cinco años de que se iniciara un proyecto de reintroducción de esta especie en Iberá, un proceso muy lento y que requiere de la reproducción de los individuos reintroducidos para que tenga éxito.

Y el paso de las aves en cautiverio a la vida silvestre no fue nada sencillo: primero los guacamayos tuvieron que aprender a volar, a orientarse en los cielos, a buscar e ingerir frutos de la naturaleza y a evitar a los depredadores que los acechan, como gatos monteses y zorros.

Pero ya tronaron los primeros huevos de una pareja primeriza de esta especie, a los cuales les suele costar mucho esfuerzo sacar a sus pichones adelante. Se trata de un acontecimiento que no había pasado en al menos 100 años en el país, una gran alegría para muchos.

Es una gran noticia y con ello y otros logros, en el Parque Nacional Iberá, poco a poco, multitud de especies amenazadas o prácticamente extintas están volviendo a habitar sus bosques.

Sobre los guacamayas rojas

Se trata de una especie super social. Generalmente están o con una pareja, o con una familia, o incluso con aves de otra especie. Es muy inteligente, y se sabe que de las grandes guacamayas, es la que peor sobrelleva la soledad. Atraen la atención por su vívido y espectacular colorido, y su llamado estridente con el que se comunican durante el vuelo.